Enfundado en unos pantalones de color caqui, muy holgados, como de cholo de barrio bajo; una chamarra tosca, de lana corriente y sin ornamento alguno, aunque quizás abrigadora para soportar la frialdad de las celdas en el invierno del altiplano…
Por Arturo Soto Munguía/El Zancudo
HERMOSILLO, SONORA.-Hace unos años, muy pocos, en una de sus apologéticas columnas, un colega escribía de Guillermo Padrés ponderando su formación militar a la que atribuía todos sus éxitos, toda su fulgurante carrera llena de victorias, guiando a sus tropas leales y fieras arrasando en el campo de batalla al priismo corrupto y autoritario.
“Es un gran estratega militar”, escribía el colega. Y proyectaba a Guillermo Padrés avanzando victorioso, montado en un brioso corcel, entrando a Los Pinos como presidente de la República, seguido siempre por sus amigos: los Neblina, los Romero, los Dagnino, los Villalobos, los Cuen, los López y todas esas dinastías de soldados fieles y valientes; adalides de la democracia, la honestidad, la transparencia; guerreros del panismo que en épica hazaña echó al PRI corrupto de Palacio de Gobierno.
Hoy Guillermo Padrés está en la cárcel y su tropa anda huyendo por cualquier lado; los menos, amparados por el fuero de alguna diputación federal o local. Y el colega… bueno, el colega hoy escribe que Claudia Pavlovich, como la única mujer gobernadora en México y por su probada eficacia y eficiencia en el combate a la corrupción y el ajuste de cuentas con el panismo corrupto de Padrés, se perfila sin lugar a dudas entre las cartas fuertes del PRI a la presidencia de la República en 2018.
Y es que el estratega militar, el Coronel, salvo órdenes de aprehensión, no tiene más quien le escriba. El estratega militar, el General Padrés está en su laberinto.Y su laberinto son los pasillos del reclusorio oriente: un desolado andador de cemento gris, por el que el estratega militar camina con los hombros caídos, la mirada inyectada de rencores, el gesto adusto, el rostro demacrado.
Enfundado en unos pantalones de color caqui, muy holgados, como de cholo de barrio bajo; una chamarra tosca, de lana corriente y sin ornamento alguno, aunque quizás abrigadora para soportar la frialdad de las celdas en el invierno del altiplano.
Un policía camina detrás de él; otro, también detrás pero en el flanco izquierdo, parece llevar la mano en la cacha de su pistola, colgada de su cintura; un policía más va delante del ex gobernador, a su lado derecho.
El pasillo del penal es, como en todos los penales, minimalista por definición. Piso gris, lámparas mortecinas, paredes cubiertas de pintura acrílica; sucias. Herrería y cristalería austera, tétrica. A través del vidrio, aparece una figurilla de San Judas Tadeo que parece mirar hacia otro lado al paso de Padrés y los policías. Debajo del santo, una silla tubular que algún día fue cromada y ahora se nota ennegrecida.
La cámara capta justo el momento en que Padrés voltea a ella. Su mohín es de pesar. Sabe que esa imagen se volverá viral en unos momentos más y que especialmente en Sonora, era la que estaba esperando la opinión pública, los agraviados de su régimen, los perseguidos, los acosados, los difamados, los encarcelados, los reprimidos de su sexenio.
El obturador de la cámara capta todo en una fracción de segundo que en su mente debió ser la eternidad del recuento de sus días de gloria. Sus francachelas y excesos; sus lujos y extravagancias rurales y buchonas exquisitas. La fiesta grande, la adulación pronta y expedita; la megalomanía alimentada por los publicistas de su propio cinismo que se convirtió en política pública.
La eternidad de una fracción de segundo en la que quizá pasaron por su mente apesadumbrada los nombres y los rostros de sus amigos, los depositarios de su debilidad que los dejó robar a manos llenas a cambio de la palmada en la espalda, la felicitación comprada, el halago meloso y lacayuno, la convicción de que estaban haciendo las cosas bien, de que iban bien, de que iban muy bien.
Pero el ‘estratega militar’, desde antes de terminar su sexenio ya estaba al borde del abismo, y sus amigos le ayudaron a dar un paso hacia adelante. Y el General Padrés se fue por el despeñadero, arrastrando con él a varios de sus amigos y hasta a su propia familia.
Hoy, gracias a que él mismo involucró a su hijo mayor en acciones que tipifican delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, el joven se encuentra preso en el penal de alta seguridad del Altiplano. A su esposa, Iveth Dagnino, le acaban de congelar cuentas bancarias. A su hermano Miguel lo busca la PGR y la Interpol. Hay además una lista de al menos 20 funcionarios de su gobierno en la mira de la policía. Muchos de los que soñaron con ser candidatos a alcaldías, diputaciones, al senado y hasta a la gubernatura, hoy son candidatos al presidio, nada más.
Y la historia apenas comienza a escribirse.
II
En Hermosillo, mientras tanto, reapareció la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano después de una semana de convalecencia por una intervención quirúrgica para corregir una hernia epigástrica.
Fue abordada por la prensa sobre el tema Padrés, pero se reservó el derecho a declarar hasta en tanto se resuelva la situación legal del indiciado, lo cual ocurrirá este miércoles.
La gobernadora fue abordada al término de un encuentro con personas vulnerables atendidas por el sistema DIF, en el que estuvo presente la directora nacional de ese organismo, Laura Vargas de Osorio, y la presidenta del DIF en el estado, Margarita Ibarra de Torres, así como su homóloga en Hermosillo, Martha Antúnez de Acosta y la directora estatal, Karina Zárate.
Allí se entregaron apoyos para proyectos productivos, sillas de ruedas y equipo para diagnosticar y abatir discapacidades auditivas.
Antes, la gobernadora sostuvo un encuentro con Instituciones de Asistencia Privada en la que tuvo un papel relevante el promotor del programa “Energía para Ayudar”, Antonio Astiazarán, cuya Asociación ha apoyado a otras ocho con paneles de energía solar que les permitirán reducir sustancialmente sus costos por consumo de energía eléctrica.
El equipo entregado tiene una vida útil de 40 años y resulta de gran beneficio para organizaciones que traducen esos ahorros en inversión para ayudar a los más necesitados.
Por ello, la gobernadora y la directora nacional del DIF se comprometieron a apoyar el programa aportando recursos federales y estatales que harán posible apoyar a otras diez instituciones de asistencia privada el próximo año.
III
Imposible no sumarse a la ola de indignación por el abusivo ejercicio de autoridad de parte de policías municipales que vapulearon a un joven en la colonia Ley 57 después de que uno de los agentes embistiera con su patrulla la moto en la que el muchacho se trasladaba.
Más feo el asunto, porque los agentes involucrados en lo que después derivó en una gresca, habían informado que el joven había impactado la moto contra la patrulla, pero con lo que no contaban es que alguien grabó en video los hechos, desmintiendo a los agentes.
Todo parece indicar que el joven vapuleado no pertenece a la congregación de las Carmelitas Descalzas, y que los otros vecinos que participaron en el zafarrancho tampoco, pero también es cierto que los policías mostraron una total falta de preparación y ausencia de conocimientos sobre protocolos para estos casos y más bien parecían unos más en un pleito de cholos. Pero además actuaron de mala fe al falsear los hechos en su informe.
Vaya bienvenida que le dan sus agentes al nuevo comisario de Seguridad Pública, Fernando Pérez Beltrán, que tiene mucho qué hacer en la corporación para corregir lo que por muchos años, ha venido creciendo como un árbol torcido.
También nos puedes seguir en Twitter @Chaposoto
Visita www.elzancudo.com.mx