MEXICALI.-Tras una sucesión de nubarrones, chubascos y hasta vientos de Santa Ana, el panorama parecía clarear en la Secretaría de Educación del Estado. Con el arribo del 2021 la suerte parecía sonreírle al secretario Catalino Zavala. Como un profesional en desactivar bombas, el experimentado funcionario fue resolviendo problemas de rezago en nóminas, adeudos por finiquitos, demandas de plazas y basificaciones y reclamos de pagos en programas de becas en preparatorias particulares. Afrontó de forma exitosa la modalidad de educación a distancia obligada por la pandemia y desarrolló iniciativas relevantes en temas como educación indígena, educación especial, inclusión y atención a estudiantes migrantes y extranjeros.
Cuando el liderazgo y el gabinete del gobernador Jaime Bonilla comienzan a desintegrarse y las grillas internas amenazan la unidad de morena, Zavala aparece como un político conciliador y un funcionario enfocado en su área; el no participar en las pugnas por candidaturas lo ubican como alguien decidido a entregar cuentas hasta el final de la administración: Catalino navegando entre sindicatos, Catalino entregando computadoras en las Jornadas por la Paz, Catalino firmando convenios, Catalino en las mañaneras del gobernador… Vaya, ni el cierre de la Biblioteca Municipal lo alcanzó a raspar.
Todo iba viento en popa, hasta que fue el propio gobernador Bonilla quien este lunes arrojó una bomba a las manos de los secretarios de Educación y Salud al anunciar un plan piloto para el regreso a clases presenciales. El maestro Zavala y el doctor Pérez Rico recibieron la granada e intentaban ponerse de acuerdo en cómo desactivarla cuando alguien llegó y le dio una patada lanzándola por los aires; fue la propia Subsecretaria de Educación Básica, Xóchitl Armenta Márquez, la autora de tal hazaña: el día de ayer, sin previo estudio ni consulta a las partes interesadas, giró un oficio a la estructura educativa dando a conocer las escuelas que formaban parte de dicho plan. Naturalmente la noticia corrió como reguero de pólvora en el sector magisterial y casi tan pronto como llegaba a las oficinas ya estaba en los medios de comunicación.
Cuentan quienes estuvieron ahí que los gritos del gobernador Bonilla hicieron retumbar las paredes del edificio que pronto ocupará la UABC y las torres de transmisión entre su teléfono y el del secretario Zavala. Fueron vanos los intentos por justificar la pifia, minimizar el evento y hablar de “filtración”, el problema no era cómo había llegado a la prensa, sino el documento en sí. Y el gober, según dicen, es de mecha corta.
El mismo día de ayer, la Secretaría de Salud, calificó el escrito (un documento oficial, firmado, foliado y sellado) como “fake news”. Mientras tanto, en las oficinas del sistema educativo, parece murmurarse una vieja canción de Julio Iglesias: “A veces llegan cartas con sabor amargo, con sabor a lágrimas, a veces llegan cartas con olor a espinas, que no son románticas…”
1 comentario
lo mejor del articulo es la cancion.