Comunicado de prensa
Proponen cinco acciones urgentes: cooperación institucional, transformación agrícola, educación técnica, empoderamiento de las comunidades locales y participación del sector privado.

Los especialistas coincidieron en que solo una acción coordinada entre ambos gobiernos, las instituciones locales y los usuarios finales podrá frenar el avance del estrés hídrico y sus impactos en las comunidades fronterizas de México y Estados Unidos.
“Reconociendo el déficit actual —y las obligaciones de entrega vigentes—, ¿podríamos entrar a un tercer ciclo del Tratado con un incumplimiento? Podríamos estar acercándonos al principio del fin si no actuamos juntos”, advirtió Eddie Moderow, Gerente del Programa Fronterizo de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ).
Moderow destacó que uno de los mayores logros de los últimos cinco años ha sido la construcción de sólidas relaciones entre agencias clave de ambos países.
Subrayó que el éxito del Acta 331 no residió tanto en su contenido como en el proceso colaborativo que lo hizo posible, con más de 25 reuniones presenciales celebradas en Monterrey, El Paso, Ciudad de México, Austin y otras ciudades estratégicas.
Erik Porse, Director del Instituto de Recursos Hídricos de California, recalcó que “el desafío es acelerar el ritmo de nuestras instituciones ante el cambio”.
Ante la creciente presión sobre los recursos hídricos, los especialistas advirtieron que un tercer ciclo consecutivo de déficit en el Río Bravo podría poner en riesgo la viabilidad del modelo actual de distribución. Llamaron a una acción descentralizada liderada por las comunidades, con respaldo técnico y colaboración binacional.
Salvador López Córdova, director Ambiental del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), hizo un llamado a transformar los modelos productivos. “Mientras el 78% del agua se destine a la agricultura, no habrá una solución duradera”, afirmó, y propuso crear nuevos mecanismos financieros que apoyen al sector agrícola en la conservación del agua.
Señaló que el NADBank ha movilizado más de 12 mil millones de dólares en inversiones de infraestructura ambiental, de los cuales dos tercios se han destinado a proyectos de agua y saneamiento.
Sharon B. Megdal, directora del Centro de Investigación de Recursos Hídricos de Arizona, destacó que uno de los logros clave del PFBW en los últimos cinco años ha sido facilitar el intercambio y la unificación de datos bilaterales. “Hemos avanzado mucho en este ámbito, pero aún queda trabajo por hacer”, señaló. “Confío en que podemos seguir enfocados en las soluciones y avanzar con una visión optimista”, agregó.
Los participantes también subrayaron la necesidad de fortalecer las capacidades locales y la educación técnica a lo largo de la frontera. Citaron el ejemplo del propio PFBW, que con casi 300 miembros activos impulsa proyectos de investigación, ofrece cursos bilingües gratuitos, promueve el acompañamiento intergeneracional entre expertos y brinda asesoría a instituciones públicas y empresas privadas.
Otra prioridad de cara al futuro es involucrar activamente al sector privado y a las comunidades vulnerables en soluciones sostenibles de agua. Las y los ponentes destacaron la importancia de integrar enfoques multisistémicos y garantizar que se escuchen las voces de quienes más padecen la escasez hídrica.
“Debemos empoderar a las comunidades para que trabajen desde abajo hacia arriba, con creatividad e innovación”, expresó Rosario Sánchez, directora del PFBW.
El evento también resaltó la importancia de preservar espacios seguros y bilingües para el diálogo técnico. Celebrado en el marco del quinto aniversario del PFBW, el encuentro concluyó con un compromiso conjunto para desarrollar recomendaciones que fortalezcan la gobernanza del agua en la frontera y fomenten la colaboración científica, técnica y comunitaria.
El evento fue moderado por Gabriel Eckstein, profesor de derecho en la Universidad Texas A&M.