Comunicado de prensa
ABARATAMIENTO DE GRANOS Y GANADO GENERAN UNA TORMENTA EN EL AGRO MEXICANO
Granos importados “baratos” hoy, es un riesgo sistémico para el futuro próximo.
Carne importada de Brasil, sin Tratado de Libre Comercio que es desplazada de Estados Unidos es una amenaza para la industria nacional de la carne.
Presupuesto 2026 de SADER, inercial sin cambios reales para los productores comerciales.
CIUDAD DE MÉXICO.-El problema de rentabilidad y producción de granos en México se va a acentuar y generará una tormenta todavía mayor que la que sufre actualmente el agro nacional. Las proyecciones internacionales de precios en términos reales no muestran mejoras, además la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRICULTURA) prácticamente está manejando un presupuesto para 2026 (75.1 mil millones de pesos) muy similar al del 2025 (74.5 mil millones de pesos).
Así lo aseguró el consultor de NexusAgronegocios, César Rafael Ocaña Romo, quien resaltó que con los recursos y acciones inerciales que se proponen con el presupuesto para el próximo año, es difícil creer que los programas de apoyo al campo vayan a cambiar sustancialmente, en particular para los productores de nivel comercial, declaró Ocaña Romo.
El experto agropecuario añadió que los granos importados “baratos” que se están registrando hoy, significan un riesgo sistémico para mañana; porque cuando falte oferta global, el campo mexicano ya estará debilitado y será tarde para recuperar la producción nacional y mucho más para alcanzar una autosuficiencia que cada vez está más lejos.
A esto se suma otro factor inmediato: los bloqueos carreteros encabezados por productores de granos están generando efectos colaterales en varios sectores de la economía, y la ganadería no es la excepción. Con la frontera de Sonora cerrada a la exportación por la plaga del gusano barrenador y con inventarios de ganado que no se pudieron desahogar oportunamente de los ranchos, ahora el productor enfrenta otro cuello de botella: el ganado mayor —vacas y toros que se comercializan hacia el sur del país— también se ve afectado por los cierres carreteros en Sinaloa, aseveró.
Los días 13 y 20 de noviembre, la incertidumbre sobre el flujo vehicular y de transporte derivada de nuevas protestas en esta región del Pacífico hizo que Sinaloa se convirtiera en un nuevo foco de riesgo para el mercado de vacas y toros. El resultado fue una alta volatilidad, con variaciones de entre 20 y 30 por ciento en los precios registrados en las dos subastas realizadas en la Unión Ganadera Regional de Sonora, en Hermosillo, explicó.
Al 24 de noviembre, las marchas y bloqueos carreteros continúan, lo que mantiene la incertidumbre y un entorno de precios inestable para el ganado mayor.
Ocaña resaltó: Este choque ocurre justo cuando muchos ganaderos están en plena temporada de desalojo de ganado mayor. Después de las lluvias y de las corridas, los ranchos seleccionan sus animales en función de su productividad y sacan vacas y toros al mercado, particularmente con destino al sur del país. La combinación de una mayor oferta estacional con la incertidumbre y las restricciones logísticas para movilizar el ganado complica todavía más el escenario de comercialización y presiona a la baja los precios que recibe el productor.
A este escenario se suma la carne que está entrando de Brasil, país con el cual México no tiene tratado de libre comercio, y que está desviando hacia nuestro mercado los volúmenes que antes colocaba en Estados Unidos, luego de que ese país le impusiera un arancel elevado. Esa oferta de carne que llega a México puede afectar a buena parte de la industria de carne nacional, explicó Ocaña.
En una primera instancia, la entrada de ganado del sur-sureste —origen de la plaga del gusano barrenador— ha mantenido deprimidos los precios del ganado en pie. La industria de la engorda ha aprovechado estos precios bajos, pero ahora la propia engorda corre riesgo si se incrementan las importaciones de carne del país sudamericano, alertó el Consultor.
Ocaña continuó: Si esa tendencia se consolida, la cadena de suministro de bovinos la carne mexicana terminará colapsando. Un país que hoy tiene oferta suficiente de carne para abastecer el mercado interno, incluso para exportar, podría ver mermada su planta productiva.
En el corto plazo, puede parecer “rentable” importar granos y olvidarse de los subsidios y de la inversión en infraestructura -tanto en bienes públicos como en bienes para las unidades de producción-, pero la agricultura es de ciclos, y el día que en el mercado internacional no exista la oferta de granos necesaria, no habrá precio al que se puedan adquirir. Para entonces, el sector agrícola mexicano podría estar ya desmantelado, expresó el directivo.
En el frente externo, recordó el consultor, persisten las presiones comerciales de Estados Unidos, con amenazas arancelarias recurrentes y con la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el horizonte. A ello se suman las declaraciones del propio gobierno estadounidense sobre la situación de gobernabilidad en México, asociadas a temas de seguridad, tráfico de drogas, operaciones marítimas contra embarcaciones vinculadas a actividades ilícitas, así como al flujo migratorio.
Además añadió: En el plano interno, las protestas no se limitan a los productores de granos. Se agregan manifestaciones por otras demandas sociales, que alimentan un clima de tensión y un cóctel socialmente riesgoso. Todo ello se traduce en un aumento de la incertidumbre, nociva para el ambiente de negocios y para las decisiones de inversión de mediano y largo plazo.
Frente a este panorama el sector agropecuario tiene la posibilidad de ser parte central de la solución con políticas públicas adecuadas, puede convertirse en una verdadera palanca de crecimiento económico, de generación de empleo y de mayor rentabilidad en el ámbito rural, donde más urge dinamizar la economía, expresó Ocaña.
Ganaderos y agricultores necesitan algo más que mensajes tranquilizadores: requieren respuestas claras y una ruta de acción ante el contexto interno y global del sector agroalimentario, antes de que los “ahorros” de hoy se conviertan en la pérdida estructural de mañana, concluyó Ocaña.

